La piel

La piel: la cubierta protectora del cuerpo.

Verdadero guardaespaldas, la piel lo cubre y lo protege de los ataques. Crea una película protectora al secretar sebo y ayuda a regular su temperatura a través de la transpiración. Finalmente, es el órgano de la sensibilidad que nos permite percibir lo que estamos tocando.

Las funciones de la piel


Sensibilidad táctil

El tacto es un sentido complejo, que nos permite reconocer el frío y el calor, analizar toscamente o con delicadeza lo que tocamos y reaccionar ante el dolor. Corresponde a la percepción de estímulos mecánicos (estímulos).

Receptores táctiles

La información que llega al cerebro es recolectada por mecanorreceptores, corpúsculos sensibles a la presión y por las fibras nerviosas de los receptores del dolor, los nociceptivos.

La producción de vitamina D
Sintetizada por los rayos UV (ultravioleta) del sol, la vitamina D permite la absorción intestinal de calcio y fósforo, que participan en la calidad del desarrollo óseo.

La secreción de sebo

El sebo es una secreción grasa producida por las glándulas sebáceas de la piel (también está presente en el vello corporal y el cabello). Su función es proteger la piel de la resequedad y suavizarla. Sin embargo si su presencia es imprescindible, su exagerada secreción, la seborrea, provoca molestias más o menos importantes (acné y cabello graso).
Este trastorno de la piel, una «pesadilla» de los jóvenes, se caracteriza por la aparición de granos y puntos negros en cantidades variables según la gravedad del acné.
Las principales causas de este trastorno son las hormonas, producidas en grandes cantidades durante la adolescencia. Aumentan la secreción de sebo (piel grasa y brillante). El folículo pilosebáceo puede bloquearse y acumularse sebo. En la superficie de la piel aparece el punto negro. Dentro de la glándula, las bacterias (Propionibacterium acnes, que normalmente se encuentran en nuestra piel) pueden infectar el sebo bloqueado. Se activa una reacción inflamatoria y es el botón rojo. Por lo general, el acné cede y desaparece al final de la adolescencia.

Más del 80% de los adolescentes sufren de acné. Su estilo de vida estaría involucrado (estrés, tabaco, estilo de vida inadecuado). Y, en la actualidad, cada vez son más los adultos que se ven afectados por el problema, especialmente las mujeres de entre 25 y 40 años (un aumento que estaría vinculado en parte al abuso de los tratamientos cosméticos, la contaminación y el estrés).

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